martes, 16 de abril de 2013

El momento de después.

Así nena, devuélveme todo lo que te dí en la conquista, imagino que sabrías en el momento en que me aceptaste entre tus piernas que el precio que habrías de pagar por mi guiño no era nulo, todos sabíamos que en el instante en que besé tu sonrisa terminaríamos donde estamos ahora, haciendo partícipe a tu boca de mis gemidos, aprieta, joder, aprieta, siente la tensión de los músculos de mis hombros agarrando la raíz de tu cabello, sonrieme desde abajo lo que te de la gana, haz que ronde mi interés, que crezca, que te tumbe y te tire, que te haga chillar y agarrar la almohada con tal de no arrancarme la piel, con la potente sensación de sentir que sentirás estar temblando justo después de que haga arquear tu columna, la misma que recorrí con besos y con muerdos de esos que dejan cardenales, cardenales que al ver su ausencia se echan de menos más que de más. Pero cállate, tan solo tienes que seguir el juego mientras dejas que la sonrisa encarcele tu boca. ¿Que quién gana? Quién más se divierta haciendo el recorrido hacia un alarido que se escuche en todo el bloque.

Así nena... joder... así... joder...






y...



¿Ahora qué?





¿Y ahora qué?

No hay comentarios:

Publicar un comentario