lunes, 19 de octubre de 2020

Crudo

                Cuando uno es excesivamente joven o escribe sobre la intensidad de un presente arrebato su tendencia suele ser pretenciosa. Se dedica a hacer bailar las palabras en una ridícula intentona por provocar que las sensaciones que se consigan derivar de las mismas sean reflejo de lo que se cree que es un profundo sentimiento. Somos ese intento de arrancar, a través de la expresión escrita, las confesiones pomposas que nos descubran, decimos, “de verdad”.

“¡Sabemos lo que somos porque lo escribimos!”

Decimos, como quien solo sabe ser si se dice lo que es.

Decimos, como si sólo quisiéramos ser si somos indescifrables.

Decimos eso, como desdeñando a la sencillez.

 

“¿Cómo me vas a entender? ¡Mira lo complicado de mi condición!”

 

Y así, en esa compleja y laberíntica confesión, ocultamos lo verdadero de nuestro comportamiento:

 

Que no sabemos cómo ser crudos

por eso adornamos nuestros adentros.

jueves, 8 de octubre de 2020

Desacato

 

Soy un mendigo en una habitación. Un sintecho confinado acondicionándose a un ambiente amurallado. Tenía un par de manos que servían a mi corazón. Que combatían en permanente actividad bajo su mandato. Hasta que hicieron su revolución. Se las condenó por desacato, por atender a las consecuencias de su sola condición. Por tocar lo que el corazón pudría, y agarrar aquello que lo mecía en un turbio vaivén.

Entonces, pensó el corazón, ¿Quién soy yo, si no me pongo a su nivel?