lunes, 27 de julio de 2020

La amalgama del perderse


Existe, en el amor, un riesgo que se adhiere a la neblina de los enamorados. Se adviene en sus corazones el deseo aparentemente inviable de unirse, de perderse el uno en el otro y, así, perdiéndose, se dejan de distinguir ellos mismos.

Hay quien cede a ese deseo, quien se entrega de lleno al amor para aceptar gustoso el destino de perderse.

Por eso se entiende la posición de quien, aun admirando lo enamorable, permanece a la vera de quien no ama. Permanece donde sabe que no hay riesgo de desaparecer entre la amalgama de dos que se diluyen. Permanece donde se sabe uno, el inquebrantable uno, altivo de saberse fuertemente adherido a sí. Indisoluble.

sábado, 25 de julio de 2020

No hay eternidades


Vamos acabar todos viejos y arrugados. 

La pretensión y la evidencia toman la misma forma en la palabra y yo hago hincapié en la evidencia cuya pretensión quiere ir a la contra. Cremas antiarrugas nos chivan lo lícito de la belleza, que la juventud no ha de ser una etapa, sino la eternidad a la que hemos de aspirar, que los que vean la evidencia se pongan una cremallera en la boca.

Que no tenemos por qué acabar viejos y arrugados, nos dicen, pero todos tenemos padres.

Que el mundo es de los jóvenes, los demás están añadidos a él y si tu deseo es no sobrar, más te vale alargarte la juventud. Mucho, hasta convertirte en lo colindante a una caricatura. Hasta convertirte en Peter Pan. Hasta avergonzarte de tus arrugas.

Queremos asir con fuerza la niebla y nos venden su asidero en subasta.

Esclavos del deseo de incumplir con lo inevitable, vertemos nuestra vejez en la añoranza.