Semana trescientos cuarenta y dos. día: Martes.
La casa no está más limpia que ayer, y la ilusión está estancada como haría poco más de seis años, la tapia de las ventanas no me deja ver la luz y lo cierto es que yo tampoco hago mucho por verla, hace diez meses que dejé de intentarlo, convivo con la compañía de una suciedad abrumadora, junto con cajas vacías de comida pre cocinada, que hace ya tiempo que dejé de recoger; ¿ sabéis? Todo hombre tiene el descaro de culpar de su desgracia a una mujer, a esa que a sus ojos deslumbra a cualquiera. Y yo no podía ser menos, afirmaré con la soberbia que ello supone que fue todo culpa de ella, se largó, o la dejé ir, no lo recuerdo con claridad, ¿Por qué se fue? lo cierto es que me quedé solo, recordando cada una de sus caricias, el olor de su pelo y el tacto de sus vertiginosas curvas, ella y yo vivíamos aquí, pero antes estaba impecable, en la encimera solamente se localizaba la mantequilla que descuidaba de dejar cada mañana, me gustaba ver como ella se mosqueaba al medio día cuando veía que la mantequilla estaba derretida, a ella no le gustaba, tomaba las tostadas con aceite, pero odiaba el desperdicio. Las bombillas del baño que ahora están rotas, un día no lo estuvieron, ella las cambiaba cuando se fundían; una vez le hablé de la conspiración de las grandes empresas al fabricar productos no muy resistentes para mantener a flote la absurda economía capitalista; ella solo se reía, apagaba la tele y hacíamos el amor contra el sofá. Pero ahora no está, me abandonó, o la dejé escapar y aún hoy, seis años después, me sigo lamentando, la sigo añorando sin saber por qué se fue, y me sigo encerrando aquí sin más contacto humano que el robot que trae la comida que pido por internet. En "comidaporinternet.com" han abierto una nueva opción, "menú sorpresa" se titula, me han traído espinacas, alguna vez escuché hablar de ellas, mi abuelo decía que eran buenas, que las tomaba un tal Popeye amigo de la infancia suyo, a mí no me apetecían, las he tirado por el bater, el único que funciona, el otro lo destrocé al año de su partida, no hay espejos y si los hubiera no querría mirarme. Con respecto al mundo exterior, no recuerdo de forma diáfana su aspecto, me gustaba el césped a veces, y la lluvia en otoño, también recuerdo... "sonido de timbre, ding-dong" debe ser la comida. Hace tiempo que evito ilusionarme al pensar que pudiera ser ella quien llama.
-Sus pizzzzazzzazzzaz... zzazzzaaaaccc
¡El robot ha empezado a chisporrotear! ¡Mierda! ¡Se dirige a la ventana tapiada!
-¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!
Pude ver como aquel infernal aparato me destrozaba la oscuridad que con tanto pudor fabriqué día tras día, añoranza tras añoranza, lágrima tras lágrima. Cuando ese robot destrozó la madera que tapiaba la luz me pude ver reflejado en el cristal, estaba escuálido, con barba frondosa y cabello largo y desaliñado, lleno de suciedad, oliendo a mierda, sí, en el espejo me vi oliendo a mierda. Me acerqué hipnotizado a la ventana, parecía que hacía frío. Y en el césped que rodeaba nuestra inmensa casa había escrita una única frase repetida mil veces.
"Me he olvidado las llaves, ¿me abres?"
http://www.youtube.com/watch?v=sKSvB7bhjNM
Moraleja: a veces nos gusta tanto la desgracia que nos empeñamos en provocárnosla.
jueves, 27 de septiembre de 2012
lunes, 24 de septiembre de 2012
El Baile del Jazmín
Las cuerdas sonaban a las espaldas, las mismas que cargaban bondades y culpabilidades, deseos que no sé ni quiero contar, besos que ni si quiera fui capaz de dar, arañazos que solo se marcan cuando me pica la piel, y moratones que me faltan, que añoro, tanto como tantas caricias rozando la vía de escape. Saco la mano por la ventanilla y me despido de todo eso, pero ahora el viento sabe menos a libertad, y más a necesidad.
Necesidad, esa que asfixia, que ahoga, que golpea el estómago y te deja sin respiración.
Si la locura no es más que el pensamiento irracional e impulsivo de atrapar lo que se te escapa de los dedos. Los locos son la cúspide de una pirámide de la vida en su máximo exponente.
Pero ¿quién es tan sincero consigo mismo?
¿Quién tiene la gallardía de poner en peligro una estabilidad que ya rompiste y que ahora se ha conseguido construir?
Solo sé que no se nada dijo el Socrático.
Y en la nada me encuentro, bailando con estrellas, sembrando vientos, y por suerte, oliendo Jazmín.
Pero a pesar de todo, de los clichés, de las contras y de los pros, si quieres mi cielo, solo si quieres, y siempre que quieras, bailamos.
http://www.youtube.com/watch?v=UPhKZVJbuqQ
Necesidad, esa que asfixia, que ahoga, que golpea el estómago y te deja sin respiración.
Si la locura no es más que el pensamiento irracional e impulsivo de atrapar lo que se te escapa de los dedos. Los locos son la cúspide de una pirámide de la vida en su máximo exponente.
Pero ¿quién es tan sincero consigo mismo?
¿Quién tiene la gallardía de poner en peligro una estabilidad que ya rompiste y que ahora se ha conseguido construir?
Solo sé que no se nada dijo el Socrático.
Y en la nada me encuentro, bailando con estrellas, sembrando vientos, y por suerte, oliendo Jazmín.
Pero a pesar de todo, de los clichés, de las contras y de los pros, si quieres mi cielo, solo si quieres, y siempre que quieras, bailamos.
http://www.youtube.com/watch?v=UPhKZVJbuqQ
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