sábado, 20 de octubre de 2012

La Víctima

Me dejó solo, sin compañía, con la absurda y devastadora sensación de haber perdido el tiempo durante años, bajó mi concepción de la amistad hasta límites preocupantemente ínfimos. Imagino que ya imagináis lo que ocurrió, me traicionó, peor que judas, al menos él recibió sus treinta piezas de plata. ¿Pero que recibió él por dejarme sólo cuando más lo necesitaba? ¿Qué mérito se condecoró en su pecho por abandonar al mayor de sus camaradas en la peor de las encarnizadas batallas?

Porque ¿Quién es más culpable?¿El que abandona la amistad por una causa injusta o el que la abandona por falta de actuación?

El abandono por una razón ausente de ética es mucho mejor que el abandono por una razón ausente de razones. Si te dejas llevar, tu no dirijes tu vida, la dirij....

"riiiiinnnnnnnggg" "riiiiinnnnnnggg"

-¿Qué pasa Pepe?
-¡Ei Jack! Hacía tiempo que no hablábamos, vamos a tomarnos una birra y nos ponemos al día.
-No.











Moraleja: es fácil ver la víctima, si la víctima eres tú.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Como en las Películas

¿Sabeis? fue como en las películas, ella estaba al final de la barra, sostenía una cerveza y su mano, siempre grácil, acariciaba la humedad condensada en el cristal que retenía su cruzcampo, sus labios reían las gracias de su acompañante, con fuerza, con la garra con la que se BB King toca blues, con las ganas de follarse al viento. Dí dos codazos a Pedro y se lo dije con la voz más clara que te permite tu vocalización con tres cervezas de más.

-¿Ves a esa chica? la del fondo, la de la intensidad en la mirada y en las manos; la de los huracanes en la risa, ¿la ves?
-¿Esa belleza del fondo? ¡Claro que la veo!
-Bien, pues atiende, un día me casaré con ella.

Pedro se rió y yo me terminé de un trago el tequila para dirigirme a su mesa, y jugué y jugué, jugué hasta que me quedé sin cartas, hasta que no hubo ases en la baraja, ni reyes, ni reinas, solo nosotros juntos, en un vaivén de quereres, como pisar la arena de la playa o correr hacia el mar sintiendo el agua golpeándote con toda la fuerza del universo, como querer entre los cielos.




¿Sabes? fue como en las películas, ella salía del bar de la mano de un imbécil que ni si quiera creo que la llegara a merecer, que conoció aquella misma noche, y que había engañado a su dulce corazón de niña buena, paseaba ágil entre la muchedumbre de la puerta, el contorneo de sus caderas apartaba las bocanadas de aire que soltaban las bocas abiertas a su espalda, siempre recta, la misma que tantas veces soñé con recorrer, la misma que tantas veces deseé ver arqueada de placer. Recuerdo ese olor, la primera vez que paseó a mi lado, olía a armonía, como una canción de Andy Mckee tocada a piano, olía a hogar e incluso a aventura. Di un trago a mi cerveza y agarré a Antonio por el brazo.

-¿Quién es esa? -dije señalándola con la mirada.
-Ufff, ni idea compañero, pero bien sabe dios que me encantaría saberlo.

Terminé mi cerveza de un golpe y lo volví a mirar.

-La volveré a ver, y ella será la madre de mis hijos.

Y la ví, ¡Claro que la ví! era el destino, ella lucía escote y aroma a seducción, abrió su mirada y me anestesió con cada movimiento, caí en las redes que dulcemente tejió sin quererlo. Hablaba de todo y de nada, y yo escuchaba todo lo que ella me quisiera contar, el silbido de cada palabra, el movimiento de la comisura de sus labios a cada sílaba, el resquicio de sonrisa que se dibujaba con sutileza y personalidad. Era increíble, y su incredibilidad se convirtió en mi vida, día tras día y a cada día, más días quería estar.





¿Sabes? fue como en las películas, él se acercó a mi mesa, a la tercera palabra ya sabía donde íbamos a acabar la noche, me hizo retorcerme de placer, chillar, susurrar, y arañar su espalda. Al día siguiente supe que me acabaría follando a ese chico tan tímido que tuvo el valor de cruzar dos palabras conmigo y pasarse la noche escuchando mis expectativas. ¡Era tan mono!








Moraleja: hay mujeres que prefieren las películas porno.