martes, 18 de mayo de 2021

Tripas

Escuchar la música que hace quince años te revolvió las tripas te pone en perspectiva: ¿sigue siendo uno sensible a que las tripas se le revuelvan o la calma ha robado lo suficiente la atención de uno como para creer que las necesidades de las tripas debían de pasar a un segundo lugar?

Le enfrenta a uno a la pregunta estrella “¿dónde cojones dejé mis tripas?” Se ve entonces obligado a buscarlas en algún punto entre el presente y hace quince años porque se hace evidente que uno, sin tripas, se ha convertido en la mayor mierda que podría imaginar. Sin tripas, sin mirada, sin arrojo, se ha regalado a lo ajeno, se ha despegado de sí mismo.

Tengo que admitir que no sé dónde cojones me perdí, pero sé cuándo: cuando dejé caer mis entrañas.


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