miércoles, 13 de septiembre de 2017

Corazón blando.

Hay gente que tiene el corazón blandito, suave y mullido, como una buena almohada y no importa el tipo de trabajo que desarrolle, el nivel de estudios que se tenga o la familia que lo haya criado. No importa el número de corazones que rompió ni cuán rota esté su figura, no importa como le azote la vida, ni la amargura de las noches más ácidas. No importan los golpes en las sienes de diez borrachos ni los enfrentamientos sin importancia, ni siquiera la culpabilidad que deviene de la dureza. Ni las promesas rotas, ni los sentimientos de reciente cambio.

Hay gente que tiene el corazón blandito y, a pesar de todo, lo siguen conservando.

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