jueves, 11 de diciembre de 2014

¡Párate! Ah... ¿No?

Que se pare el mundo, que frene su discurso y mantenga estática la cruel soberbia de no preguntar, que haga del dinamismo un recuerdo, que modere su frenesí y mantenga silente su pretensión egoísta.
¡Que se pare el mundo! Que queme el manguito y con un silbidito aguarde a la espera, como todos, y así arregle su tara.
¡Que se pare el mundo! Que empatice con la mesura que se pierde de tan mala suerte que no se recupera.
¡Que se pare coño! Que alargue la tarde para que de lugar a más opciones.

¡Mundo párate! ay... ¡Qué bonito suena! Pero el mundo no se para.


Pues nada.


Habrá que echarle cojones.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Callejero.

Frenesí, esa era la palabra que labraba mis espaldas y el recorrido de mis pies, tuerce, izquierda en la próxima esquina, cuidado, te pisan los talones, pisa fuerte, estáte atento, atenta contra tí, destrúyete, vete, para, respira y sigue corriendo, viendo que quizás, con suerte, pudieras escabullirte, escóndete y mantente... Ahora quieto, pueden estar escuchando atrás.... Vuelve y asegúrate, ahora huye y vuelta a empezar, corre frenético por las calles, que el perfecto detalle falle en su acierto y no te sienta con vida, deambula muerto bajo el supuesto de que no sientes más que eso, Y sigue con la petenera que te domina, que las esquinas sean rutina que se queden atrás, verás que los adoquines fueron firmes al afirmar que ellos serían los únicos fieles en sujetar tus plantas, no hay opción a caer, come, traga, y atraganta, bebe agua, y sigue, corre, ten miedo, no hay mantas que cubran tu temblor, siente el clamorío silente y sigue, cierra los ojos, llora, mira hacia atrás, ves que vas y como vas te persiguen, no respires, no hay calma, acelera tu corazón, estrésate. Y Para.

Mira hacia atrás con tranquilidad e hínchate de orgullo.

Tuyo es el poderío del que haces acopio, y tuyo es el nuevo tamiz.

¿En qué momento fuiste tan capullo?

Algo estaba claro "Sigo estando aquí".

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Lo que existe.

Me levanté sin resaca. Pareció ser el primer domingo de mi vida, la jaqueca que acontencía por costumbre un día como ese, me dio una tregua, en la misma medida que yo le daba tregua a mi hígado.

Y a pesar de todo ayer parecía cubierto de la niebla más acogedora.

Recuerdo que tu camisa apretaba tus curvas, que tu sonrisa cercenaba cualquier tensión, y que nada fue como lo planeamos.

Recuerdo que ayer no existía el mañana, que nos arrancamos la miel de los labios para meterla en propia boca. Recuerdo que arranqué los botones que gritaban ser desabrochados, recuerdo que gemiste cuando arañé tu espalda, recuerdo tu boca entreabierta, y tus ojos entrecerrados, recuerdo la bestialidad de tirar todo lo que nos molestaba y que desafiamos a los cielos, recuerdo sobre todo, que las sutilezas se tornaron inconcebibles y que fuimos fuego.



Pero ahora duermes en la cama y no se si querrás que me largue.

Así pude aprender que nunca hay ayer ni mañana, y que ahora me niego a relajarme.

domingo, 14 de septiembre de 2014

.

Que te calles coño.

Que no hables, que cierres tu sucio pico cubierto de barro, que tapes tu farragosa boca con lo primero que encuentres, que seas silencio de sepulcro, que ¡hasta tus dagas se cansaron de cruzar mi costillar! que quizás gritar que no me habré de hundir con tu desquicie sea el primer paso para hacer de tal promesa una realidad latente.

Y creer, creer que cubrir de verborrea lo que prefiero decir claramente es una imbecilidad. Soy la hostia, tan fuerte como la risa que emana de mí, ¿Y si esto fuera acangrajearme?

¿Qué niño del que fuimos estaría orgulloso de lo que somos ahora?

Es más, quién de nuestros yo's pasados estaría orgulloso de nosotros.

El niño jugaba más y temía menos.

El pre-adolescente ansiaba el siguiente año, el cambio, guerreaba con lo que se le antojaba defectuoso.

El adolescente se mataba a pajas, ansiando un sexo que parecía no llegar nunca, pero hacía de su frustración algo maravilloso, convertía en risa lo que caía en sus manos. Y sus manos comenzaron a viajar por rincones maravillosos.

¿Y qué hay del joven de hoy?

Maldito imbécil, ¿Acaso se te olvidó jugar?

Maldito imbécil ¿En qué momento cambiaste el arrojo por la cautela?

Maldito imbécil. ¿Cuándo decidiste ser más débil que tu debilidad?

Maldito imbécil. ¿Acaso olvidas como suenas?

"Reto a cargarme de lo que se piense que no puedo aguantar"


Reventando así el pie que cojeaba, y haciendo de la tara un poema.


A la puta mierda.







sábado, 30 de agosto de 2014

La ignorancia de Juan.

-Ni si quiera estoy seguro de ser una persona.
Todos terciaron mirarme a fin de dar paso a la esperada carcajada unánime.
-¿Qué cojones dices? -alegó Juan.
Lo miré. Primero serenamente, y luego con la dureza más cruda.
-¿Sabes acaso lo que significa ser persona hoy día anormal?
Calló.
-Ser persona significa algo demasiado ficticio para que yo pueda tomarlo con la certeza que la mayoría impone -cerré los ojos un instante, inspiré y proseguí con mi discurso-. Verás, somos un nombre con sus apellidos, somos un número para el estado, somos lo que estudiamos e incluso somos la compañía de movil que hemos elegido, somos, por la más torpe elección, una cuenta de facebook, somos chat y letras del color que elijamos, somos la preocupación de asentar la cabeza, somos ocho horas laborales, ocho de sueño y ocho de ocio, somos pura programación. Pero hace mucho que no somos carrera, ni risa, ya no es importante para las "personas" visitar un acantilado, ni cubrirse de alegrías haciendo reír a un crío, no es importante jugar, no es importante ni ver ni sentir la lluvia, ni el amor, ni el hablar con desconocidos, la música pasa al plano más banal de la importancia, creemos ser el levantamiento tras la caída.

Pero si nos levantamos para seguir sin ser lo que deberíamos...

Seremos de todo menos vida.


Por esa razón estamos aquí Juan, con tres copas en el estómago, y la cuarta en camino. Porque parece que nuestra alma ha caído en la cuenta de que la hemos cubierto de mierda.


Y entre la peste de la que se impregna recuerda que quizás sea mejor olvidar lo que somos a cambio de los cuatro euros de la copa, pues si bien se sabe que se es sota, caballo y rey. Veréis que se prefiere olvidar el atentado que nos provocamos a fin de volver a ser al día siguiente aquel que ni queremos y sabemos ser.






martes, 19 de agosto de 2014

La dicotomía de su culo.

Fue tomar contacto con ella y cruzarse ese pensamiento "parecía perfecta", estaba rellena de curvas, la que iba de su espalda a sus muslos, la que hinchaba su pecho, la que recorría su cuello y la que se anclaba en la comisura de donde otorgaba sus besos. Joder, como para no girarse en el acto, vestía falda ajustada y una camiseta de tirantes que dejaba entrever su apretado escote. Sudaba,

y yo también.

Sus zapatos de tacón elevaban su altura y forzaban a su culo para que estuviera prieto.

Llegó a la barra.

-Un Gin Tonic -dijo guiñándole el ojo al camarero.

Mierda, ella lo sabía, sabía que todos sabían lo buena que estaba, sabía las babas que recorrían tras sus andares, sabía que podía conseguir lo que quisiera con la timidez de una sonrisa que demostraba ser mentirosa a la vista del desparpajo de su actitud. Lo tenía todo en la palma de su mano, sólo debía saber a quién ponerle el cebo.

-Por fin lo has conseguido chaval, una noche conmigo, antes de que amanezca y sólo si te portas lo suficientemente bien, pero aquí me tienes, toda tuya -me dijo con una voz que comenzó a sonarme chirriante.


No era tan perfecta, pero ella no lo veía. Tragué mi whisky con hielo de un trago y golpeé la barra con el culo del vaso ancho. Le sonreí, agarré mu chaqueta y me largué.



Quien no quiere aprender, no aprende por más que le enseñes la lección.

Ella parecía preciosa aunque no lo fuera y todos lo pensaran.

En ella no había caricias verdaderas, ni susurros, ni gritos al viento, ni besos hechos canción.



Había una cosa que parecía no saber.



Y es que Todo el mundo caga.




martes, 12 de agosto de 2014

P.

Quizás no sepa ni la mitad de lo que debiera dadas las circunstancias,
Quizás haya más cizallas cortando mis alas.
Quizás no deba hacer jamás apología de la ignorancia.
Pero quizás no se sepa cuán de lejos se llega cuando se ignora lo que te para.

Quizás hoy muera alguien que fue importante para alguien.
Quizás la muerte fue la clave que abrió la veda para que otros ojos pronuncien su apertura.
Quizás, con ayuda, se pueda sentir el hábito de sentir el aire.
Pero no existe nadie que viva bajo esa holgura.

Quizás, y digo sólo quizás, se guarde bajo un manto de esperanza lo que no se tiene el valor de cumplir.
Quizás, si todo lo que me avergüenza, me machaca y me destruye seguir haciendo falla, quizás pueda darme ese respiro.
Quizás falte la soberbia, las armas y la falta de determinación del que calla, por eso no se pone el acento en la carcajada al reír.
Pero no nos atrevemos a seguir vivos.

Quizás la poesía no sea la alegoría que se hubiera de querer.
Que la alegría queda encerrada bajo el prisma del regalo de dioses.
Quizás seamos más cobardes de lo que nos empeñamos en creer.
Y hemos llegado al engaño universal de creer saber bien que lo sabemos todo en una complejidad cerebral de la que con orgullo alardeamos.



"Qué me vas a contar. Si tú no me conoces."




Quizás seamos más torpes de lo que nos correspondería.
Quizás nuestra mente vuele más cerca de la ausencia de certeza.
Quizás nuestra necesidad se financie a base de la alegría.
Pero tengo mis palabras bien armadas.


Y me voy a reventar cabezas.








viernes, 8 de agosto de 2014

A y V

A

He estado pensando mucho en usted, en su mirada, en sus andares, en la curva que se forma en la comisura de sus labios, en el sutil roce de su piel contra la piel de otras personas, en definitiva, mi querida víctima, he estado pensando mucho en usted, en lo que es usted en sí. Le seré claro, he decidido matarla, mi querida víctima. Por muchas razones, que la mayoría catalogaría de irracionales, pero sobre todo porque la amo, mi querida víctima, la amo tanto que la simple idea de que usted sea consciente del acto que yo pudiera cometer me satisface más que cualquier placer que se me haya presentado jamás. Por esa razón, yo, su asesino, seré el conquistador del primer podio en su pensamiento, por esa razón no puedo faltar a mi palabra, por esa y otras razones he de matarla mi querida víctima.

V

He estado pensando mucho en usted, en su escritura, en la desenvoltura de sus palabras, en los rabillos de las "as"al final de sus palabras, en definitiva, mi querido asesino, en todo lo que es usted en sí. Le seré clara, mi querido asesino, usted no puede matarme. Sé que le aterroriza tal concepto, sé que los muebles que amueblaron su cabeza están cayendo del tornillo que los sujetaba, de manera que le daré una explicación. Usted podrá ver mi sangre, podrá verme dejar de respirar, podrá sentir como no siente latir mi corazón, e incluso podrá ver como dejo de ver, pero no podrá matarme, porque el acto de morir, ni si quiera es un acto. Usted, al yo morir, no podrá comprobar que me ha matado, quizás sin usted yo seguiría viviendo, pero usted jamás me habrá matado, pues la muerte, mi querido asesino, queda fuera de su jurisdicción.
En cuanto a mí: querido asesino, no crea que no entiendo que desee ser partícipe del fin de mi vida, sin embargo, obstaculizar con miedo su proyecto me parece tan deplorable como su fútil deseo de verme aterrada. Si su acto tiene un fin didáctico, siento decirle que no consigo descifrarlo, con lo que el fracaso es aún mayor. Pero... ¿Qué podría enseñarme usted con tal premisa? ¿Acaso piensa que habría de vivir como si fuera a morir pronto? ¿O acaso pretende ver como me acurruco en un rincón mientras albergo la esperanza de que usted baje del podio en el que usted se posicionó sin mi permiso?

Mi querido asesino, la intensidad de una vida no es aquella que se vive por vivir con miedo.

Si la espera mata y es usted quien desea cumplir su función, ya ha fracasado mi querido asesino, pues aquí le espero.

sábado, 2 de agosto de 2014

Yo y Ella.

Aquella noche vino mamá antes de dormir, ella era guapa y olía bien, me gustaba. Tenía el pelo rubio y liso, y los ojos pequeños y marrones, los tenía muy marrones, me gustaban mucho.

-Hoy has jugado mucho con la pelota ¿eh? -dijo ella con la voz algo más ronca de lo que se escuchaba en el resto de las mamás.

Yo no contesté, sólo sonreí y me acomodé en la cama, ella me dio un beso en la frente y apagó la luz.

-Buenas noches.

No contesté, las luces se fueron apagando conforme ella avanzaba por el pasillo dejando que la luz de las estrellas se colara por mi ventana con una intensidad cada vez más fuerte y fue entonces cuando lo pensé, y me encontré con ella cara a cara. Era la muerte, bueno, no era la muerte en sí, pero sí que era una toma de contacto con ella, me visitó al contacto de mi vista con una estrellita, la que estaba al ladito de la luna. Me sentí tan pequeño al imaginar la longevidad y el tamaño de aquella, que la muerte se me cruzó. Pero todos los dibujos que había visto de ella estaban equivocados. No vestía con capucha negra ni portaba una gran guadaña, sus manos no eran de esqueleto ni andaba descalza, ni si quiera era mala de por sí, pero existía. "¿Qué habría tras el límite que encierra la vida?" Entonces empecé a jugar con las palabras que conocía, palabras que daban lugar a pensamientos, recuerdo que era muy divertido imaginar cosas. Imaginé que la muerte no tenía por qué ser mala por muy mala que la pintaran, pues antes de conocer los helados de chocolate no sabía que existían e incluso me encantaron cuando los probé por mucho que su color al principio me diera asco. Luego pensé que ella, que se cubría con un manto de respeto, podría ser incluso sarcástica, y la ironía que tanto nos divierte a los humanos podría estar en cada rincón de la "no vida"; luego pensé que quizás eso no fuera posible, si así fuera ¿Por qué se lloraba tanto cuando se sentía una muerte? Algo tan triste no podía ser divertido, luego pensé que claro que podía ser posible ¿Para qué se crea el sarcasmo si no es para hacer de la tristeza algo divertido?

Pasé horas y horas pensando en aquello hasta que amaneció, sin llegar a conclusión alguna, pero me divertía haciendo que aquellos extraños conceptos se dieran forma unos a otros en mi cabeza sabiendo que no habría respuesta alguna a las preguntas que me hiciera sobre ella, ella era divertida, se escondía de mis preguntas; me recordaba mucho a Eva, una niña del cole, estaba en mi clase y olía muy bien, pero no hablaba tanto conmigo como me gustaría y eso hacía que yo quisiera hablar más con ella. Me gustaba Eva, y me gustaba un poco más la muerte. Ella ni si quiera se pronunciaba, por eso sabía que yo le gustaba a ella, ella quería que preguntara por ella una y otra vez, yo sabía que me esperaría en silencio, como Eva al día siguiente en el cole. Sabía que seguiría sin responder a mis preguntas, a lo mejor, pensaba, ella espera riéndose, a lo mejor es tan divertida como lo soy yo.

Entonces encontré la única respuesta que había en aquel divertido discurso, y me sentí un poquito más fuerte.

Si bien seguí preguntando sobre respuestas ausentes, aquello parecía tener un orden igualito al de los cursos,



Y parecía que yo iba antes que la muerte.



Sonreí.



Parece que ella no ha tenido tanta suerte.

martes, 29 de julio de 2014

.

No cometas el error de hacer razonar a quién te cree un necio,

 a no ser, claro está,


que tenga razón.

martes, 15 de julio de 2014

¡Tengo un regalo!

El tercio se calentaba en contacto con el cálido viento de una noche de verano, esa brisa que salva de los dolores más profundos, inspiró fuertemente y dio otro trago. No había motivo para estar borracho, por tanto, tal objetivo ni se contemplaba, escuchaba las olas romper con la tranquilidad de quien sabe lo que dice.

Pero no había palabras en escena, ni cadenas, ni penas agarradas al pecho de nadie, ni bailes bajo la luna ni bruma que nuble las miradas, ni sandalias descalzadas, ni pisadas pasadas por agua, ni la fragua del infierno, ni el eterno juego de risa y tortura, ni locura, ni cordura, ni carreras tras carcajadas, ni nada ni todo, ni frío ni caliente, ni claro ni oscuro.

Si bien es cierto que quien crece contra un muro, duros tiene los huesos.


¿Quién querría huesos tan duros si no los mella con besos?


Miró a su lado y...

jueves, 26 de junio de 2014

Un escritor.

¿Qué esperáis mi señora? ¿Qué aguardáis agarrada a ese manto de punto que cosió alguien desde el profundo desconocimiento de su futura dueña? ¿Por qué veláis acolchada a la tabla de madera frente al mar? ¿Qué hay de poético más que la viva imagen de vuestra mirada postrada en los confines del la tierra?

¡Tengo un nuevo escrito! ¡Aquí yace un desvarío variado con el mío brío! ¡Desvarío apoyado en la sincera varianza del deber a variar! Un escritor dijo alguna vez, "tal vez el simple sonido de las teclas presionándose por la fuerza de tus dedos sean el matiz necesario para, con suerte, terminar parafraseándose a uno mismo" Y no me queda otra que el parafraseeo de tan ilustre frase para sacar a relucir la cobardía más deplorable.

Allá va.

Llevaba varios meses sin enfrentarse a ella, la maldita página en blanco que se paginaba como "trescientas cincuenta y tres", tan sólo le quedaba una buena conclusión, una frase culmen que dejara entre los labios la más contundente dulzura, aquella que denotara los tintes exactos e hiciera resonar las esquinas de las palabras más escondidas de la novela, sabiendo que aun siendo sólo palabras, estaban atadas a una perfección por encima incluso de él mismo, entonces concluyó. Sonrió para terminar dirigiéndose a la cama dejando paso en su rostro, casi sin quererlo, a la postura más desencajada. El sueño no le conciliaba y el techo era su atención principal.

La evidencia es algo curioso ¿Sabéis? Cuando eres tan sincero contigo mismo que se te presenta como inconcebible la posibilidad de ocultarte la verdad más devastadora no queda otra que añadir esa carga a los hombros.

Si bien encontró la manera perfecta de hacer de una vida que nunca existió una obra de arte, su manera de convertir su vida en una obra de arte no era otra que la de inventar otras vidas que él nunca vivió.


Y allí estaba entre la evidencia dubitativa de no saber qué dignificar. Bien una vida sobre la que se pudiera escribir. Bien el simple hecho de escribir una buena vida.


Una cosa estaba clara.



No se escribe acerca de las cosas que no se hacen.

miércoles, 11 de junio de 2014

¿Para quiénes son los sueños?

Me soñé sin quererlo viajando por carreteras secundarias, viviendo de sonrisas y de brisas coloreadas, adulando las más bonitas miradas, bailando en hogueras recién instaladas, y gozando de la satisfacción de verse dentro de una canción que casi se susurraba. Todo entre caminos que no hilan los destinos y sobre ruedas se eligen por la decisión de que la casualidad sea domeñada.

Llamaron a la puerta en una intensa intención de traerme al mundo donde los sueños se mantienen en su mundo, toc toc, "¿Qué demonios?" "¿Por qué prescindir del timbre? ¿habremos llegado ya a la preciada época en que los individuos hayan caído en la cuenta de que cuenta más cuanto más cuesta y lo que ello conlleva: el desterrar algo de tecnología de nuestro paseo por la vida?" Pero no, el sonido del timbre me sacó del ensimismamiento para hacerme escapar de la cama. 

-¿Quién es? -dije malhumorado al tiempo que abría la puerta.

-Caballero usted ha de acompañarme -dijo el hombre trajeado que aguardaba mi presencia.

-Me encantaría, el problema estriba en que mi compañía era mucho mejor hace veinte minutos ¿sabe usted?

Aquel hombre no dudó en agarrarme por el brazo y casi a rastras y en calzoncillos me situó en los asientos traseros de una furgoneta negra.

-Arranca -dijo aquel señor.

Y arrancó, dirigiendo la furgoneta hacia un sitio que desconocía, por unos caminos que no me sonaban y envueltos en un silencio que casi me arañaba. Pasaron diez minutos, luego quince, luego treinta ¡y luego sesenta!

Fue entonces cuando el chófer paró el motor y se bajó, abrió la puerta de atrás, se quitó las gafas de sol y me miró a los ojos, no lo entendía, ¿se suponía que debía decir algo? No conocía el protocolo post secuestro. Cuando salí de mi ensimismamiento miré su mano izquierda. Eran las llaves de la furgoneta.

En ese instante decidí mirar a mi alrededor para ver el interior, era amplia, tenía un hornillo pequeño y una neverita instalada, tenía un colchón francamente cómodo para pasar cualquier noche, y si levantabas un tablón había una vieja guitarra de impecable sonido.

Agarré las llaves de ese paraíso con ruedas y comencé a conducir dejando que en mi rostro se dibujara la mayor de las sonrisas. 

No sabía donde ir, pero imaginé que el camino se haría al rodar así que rodé, primero pasaron diez minutos, luego quince, luego treinta ¡Y llegué a los sesenta!

Sin quererlo me vi aparcando en la puerta de casa.





Por la mañana debía trabajar.

martes, 27 de mayo de 2014

A tomar por culo.

Moví la rueda del ratón hacia abajo de nuevo, y miré las novedades que ofrecía la página de mi perfil de facebook, nada más que gatitos o noticias cuyo interés se esfumaba al pinchar en ellas. ¡Eh! ¡Espera! Rosa ha subido una foto nueva, ¡Andá! Parece que está en Noruega, me alegro por ella, joder, que paisajes más bonitos. Sigo bajando la rueda, esa foto ya la he visto, jum... Bonito escote, ¡Un momento! ¿Pedro salió ayer de fiesta? Que pandilla de cabrones, anda que avisan, podrían haberme presentado a esa, a ver como se llama... Eva, bonito nombre, podría haber echo un chiste de compresas. Clicko en mis fotos. Mira ahí salgo de puta madre con la cerveza en una mano y con la cintura de Desi en la otra, lo mismo debería llamarla, a ver si se conecta y le digo algo. Desciendo en la página girando la rueda del ratón. ¡Ahí va! ¡La fiesta de navidad! Joder, que guapo estoy de traje. Sigo bajando, me aburro, clicko en inicio, clicko en inicio, y otra vez, bajo la ruedecita. Un suspiro se cuela entre foto y foto, estiro mi espalda hacia atrás.

Estiro los brazos y en un despiste sin intención golpeo el ruter con mi mano derecha.


Lo miro.


Lo agarro y lo tiro por la ventana.

A tomar por culo.


Sonrío ante el menester de la dicotomía de la que me apropio.



Pues ¿Quién diría que alguien vive de manera auténtica si no se tiene noticias de él?

sábado, 17 de mayo de 2014

La piedra

         El teléfono no terminaba de sonar, ni si quiera un maldito mensaje, nada salvo el estrepitoso silencio que lo dominaba. La desesperación más verdadera es aquella que se mantiene más callada. Y ella seguía sin dar señales.

Joder, era obvio que no aparecería, siempre era obvio, la conocía mejor de lo que nadie hubiera podido hacerlo, y la mejor forma de definirla era la siguiente: impulsiva bajo palabras, reprimida sobre los actos. En su mente las cosas suenan fantásticamente bien, son un maldito cuento de hadas que navegan de situación en situación y a toda acción la cubre un baño de encanto. Pero todo se tuerce cuando ese encanto puede hacerse realidad, es en el momento en que la fantasía puede llenar el hueco de lo que le rodea cuando peligra, cuando corre el riesgo de convertirse en un profundo error.

No soy aquel que aprende de la primera piedra con la que tropezó, soy aquel tropieza, se levanta y se mantiene agarrado a la esperanza aun a riesgo de romperse las rodillas.

Y ahora me hallo en medio del camino con la misma puta esperanza del principio, la de tropezarme contigo.



Pero el camino sigue y el final se cubre de nuevas esperanzas. Además.




Suena a Bluegrass



https://www.youtube.com/watch?v=XmUQSAtvb6I

sábado, 3 de mayo de 2014

Primer acto.

Primer acto, él se sentaba junto a su copa helada y a su soberbia verborrea. ¿Ella? Ella ni si quiera estaba, tan segura de sí misma que tomaba conciencia de que su ausencia no significaría la diferencia en el destino y fidelidad de él. Fidelidad hacia su camino, y hacia sus pisadas, fidelidad hacia los pasos que ella daba, y calada tras calada, sabía que tenía a su mirada anclada en los tacones que él tan solo imaginaba, pero ella… cruel estrella, lo estrellaba con deseos a medias y con medias a medio romper bajo los dedos de otros, y reía, a sabiendas de que vencía a cada carcajada. Sin saber que llegaría un punto en que él no sería más que el agua que ya no pasaba, no sería más que el viento entre dos ventanas que se sentían cada vez más lejanas, no sería más que la estrella que no resultó estrellada, y que se levantó sobre un manto de lavanda lavada para ser la fuerza, la sonrisa y la ilusión que se ilusionaba frente al desastre que acontecía a tal menester.


Y jamás se tuvo menos miedo que cuando no se tuvo nada que perder.







Y al perder caíste en la cuenta de que el valiente cuenta con la sonrisa cuando no cabe otra opción que caer.

jueves, 1 de mayo de 2014

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Alégrate.

El punto y final es el único símbolo sobre el que carecemos de dominio. Es lo único que no podemos escribir. Dicho esto, que sigan más puntos y seguidos.

jueves, 24 de abril de 2014

¿Suéltalo? Déjame suelto

-Dime –sus ojos se anclaban en los míos, muy abiertos, expectantes ante la premisa que yo acababa de anunciar. “Guárdame el secreto”.

Inspiré hondo, no sabía cómo decirlo, y alguna maldita fuerza ajena a mi voluntad me empujaba a soltarlo, tenía que contárselo aunque no debiera. Una gota de sudor se deslizó lentamente desde mi sien hasta mi barbilla para terminar goteando sobre la mesa. Bajé la cabeza y comencé a golpearme la frente con las manos entrecruzadas usando la articulación de mis dos pulgares, esperando a tener el valor suficiente para abrir los ojos, entornar la mirada y contarlo de una vez.

               -Yo… -dije aún cabizbajo…

                Entonces lo supe, entonces caí en la cuenta de lo que de verdad cuenta y aposté por dejar paso a esa pícara sonrisa de autosuficiencia y seguridad que me dio la fuerza para levantar la mirada y guiñarle un ojo antes de emprender camino hacia la salida del local.


                Sabiendo…


               Que cuando la carencia alcanza tus raidos bolsillos y te deja con la estúpida necesidad de buscar apoyo, de buscar a algún pobre infeliz que posea unos oídos con canal directo hacia una retórica que pueda transformar la desesperación de sentirse vacío en consuelos y sonetos…



Habrás de preguntarte…



Qué cojones tiene un hombre…




Si carece de secretos.

miércoles, 23 de abril de 2014

Desconexión por gritos.

Fue entonces cuando desconecté, os lo explicaré.

Fue como un contacto en mi cabeza, un clic que retumba, dos axones que se entrecruzan para darte el beneficio y la bendición de abrir los ojos, y de repente todo se presentó claro, diáfano, transparente como el cristal que me permite apreciar el preciado cuerpo de la vecina cuando se ducha. Fue entonces cuando lo vi sin precintos, sin vendas que vetaran lo que antes fue penumbra, fue entonces cuando me di cuenta de mi perspectiva y de lo que la misma alumbra.



Soy yo,


Estoy aquí.


Y estoy vivo.



Y si bien no existe hombre que se precie si no tiene por qué luchar.


El precio del hombre que camina sin batallas que librar es nulo.


Y no hubo bulo que me impidiera respirar profundo al pensar...



"¿Me escuchais? no habéis acabado conmigo"











https://www.youtube.com/watch?v=Sgpvh5CWtz4

viernes, 18 de abril de 2014

Ahora sí.

 Llegué a aquella fría habitación de blancos azulejos y ausencia de decorado, en la que solamente se erguía sobre el suelo una cama cuyo colchón parecía aun por estrenar y sobre el que reposaban unas sábanas de blanca pulcritud, una raída mesita de noche de madera languidecía a su lado, tan sólo les acompañaba una solitaria ventana de marcos metálicos que ya su simple contemple estremecía. Entró alguien.
-¿Y bien?
Su postura le delataba, no era como los demás… bah, qué estupidez, nadie es como nadie y a su vez siempre se pueden encontrar puntos en común en dos personas distintas y el único objeto de distinción es la propia sensación que produce hablar con cada cual. Es decir, tan sólo varía nuestra impresión y reacción ante el estímulo del comportamiento de otra presencia. Dejé de pensar y contesté.
-Y bien ¿Qué?
-Bueno, tu eres el que ha venido, si quieres comenzamos con absurdas presentaciones que sabes que sobran, pero creo que ya crees que debes hablar.
-Para hablar he venido, ya lo sabes.
-¿Sobre algo? ¿Algo que te preocupa?
-No –giré la cabeza y miré a la ventana que desembocaba en un mundo fuera de aquella habitación, volví a mirarle–, bueno, no exactamente. Tan solo…
-Tan solo quieres hablar.
-Exacto.
-Hummm –posó el nudillo de su índice derecho sobre su barbilla y recorrió unos cuantos pasos hacia adelante y hacia atrás, oscilantes y sin dirección, parecía usarlos como apoyo de alguna reflexión que cavilara–, hablar es importante –dijo finalmente.
-Lo es ¿puedes hablar?
-No –sonrió–, claro que no, bueno, al menos no porque yo quiera ¿entiendes?
Volví a mirar por la ventana.
-Me cago en tu puta madre.
-¿Qué?
Sonreí y encajé mis ojos en los suyos.
-Que me cago en tu puta madre.
Él sonrió y posó su mano en mi hombro.
-Anda, relájate y siéntate –ejerció fuerza para hacerme caer en la cama.
Por un momento me sentí tentado, quería llorar, golpear la almohada hasta quedarme dormido, quería que pasara todo de una vez, quería dormirme y quizás con mucha suerte esperar que mañana apareciera de nuevo, al fin y al cabo…
-Mañana será otro día.
Quizás fuera el hecho de que aquellas palabras las dijese él y no yo, por mucho que yo las pensase, lo que me hizo salir de su sibilina tentación, lo que me hizo apretar los dientes, y lo que provocó que su intento de amansarme se convirtiera en provocación.
Mi puñetazo fue contundente y directo al mentón, cayó al suelo desconcertado.
-¿Qué?.... ¿¡Qué coño haces!? –dijo incorporándose con la mano en su pómulo.
Sonreí mientras lo levantaba por la pechera.
-Tío, tranquilo joder, ya sabes que no es culpa mía joder –protestaba nervioso mientras lo arrastraba por la habitación.
-Que te calles hostias.
-No, joder, no, tío, estás loco, esto no debes hacerlo, ¡las cosas no funcionan así! –definitivamente ya había averiguado mis intenciones.
-A tomar por culo –sentencié.
Su espalda se encargó de hacer trizas los cristales de la ventana y el cuerpo de aquel pobre diablo golpeó el césped sobre el que se erguía el edificio de esa maldita habitación en que esperaba a aquel desgraciado cada día. Agradeciendo cuando venía y maldiciendo cuando se ausentaba.
Salté por la ventana y me dirigí hacia el mundo fuera de aquella habitación.

Y mientras sentí el viaje transformado en el camino que corría bajo mis pies, pensé que el mejor disfraz del enemigo es el que lleva tus ojos y te mantiene en vilo, al filo y con la esperanza volver a la preciada situación de reposo.

Paré un instante, di media vuelta y me puse en cuclillas frente a ese cuerpo malherido y semiconsciente.
-¿Qué cojones quieres ahora? –preguntó tosiendo.
Hurgué sus bolsillos y me agencié su paquete de tabaco así como su mechero.
Le sonreí mientras me encendía un cigarro y me largué.





Porque es cierto que sabía que mis demonios seguirían atacando

Pero colega… yo ya no me quedo esperando.

martes, 8 de abril de 2014

Lo que surje y lo que no surje.

Las copas nos acompañaron durante toda la velada, y resbala aún por tu barbilla los restos del agua que usaste para lavar tu temperatura, no es difícil imaginarlo, llegaste al baño, azotaste tu rostro con tus manos llenas del agua que recogiste del grifo y te miraste al espejo, te empeñaste en negar con la cabeza y pusiste dirección al pasillo.

Y al tirar del pomo.

Ahí estaba yo, con mi sonrisa ladina y mis mil intenciones ocultas bajo un manto de misterio que se dedica a camuflar una analogía entera de poemas bajo tres gestos: un guiño, una sonrisa, y el más importante, la presión de mi mano en la cintura.

Desanduve el camino andado por la gota empeñada por asistir a tu barbilla mientras presionaba tus caderas en una profunda búsqueda de tus suspiros, se acelera tu respiración, y mientras yo estoy pendiente de liberarte de la ropa es justo cuando a ti te entran las prisas, entreabres tu boca y arrancas mi camiseta para pasear a base de arañazos por mi espalda, abro la mano que se deslizó por tus caderas y la dejo ascender para agarrar con fuerza tu costado, me abrazas con tus piernas y sientes la tensión de los músculos de mi brazo apretando tu espalda. Te acercas a mis oídos para escupir el más bello de los sonidos, mientras tus caderas siguen en combate perpetuo por la búsqueda de más gemidos.




Me llamaste, 

me dijiste: 

¿Te vienes a mi casa?



A los 20 minutos estábamos follando. 






Luego me fui.

domingo, 16 de marzo de 2014

El fin. El principio.

¿Recuerdas el principio?

Yo me acercaba con una torpeza inocente que incitaba a tu piel a rozarme, te sonreía con matices que tan sólo tu me arrancabas, arrancaba la fuerza de tu mirada cuando paseaba alrededor del sendero que yo le planeaba. Instauramos mutuas semillas y ¡Crecieron mariposas en nuestros estómagos! ¡La leche! Nosotros que nos conformábamos con un buen puchero; pero seguimos, y en contra de la contracorriente bebimos más de una cerveza que nos acercaba, y arañamos nuestros cuerpos para soltarnos las risas a la cara.

Pero con el comienzo acabado arañamos nuestros anhelos, y por los cielos que en nuestras caras caían las mierdas más raras, despotricamos al lado de otras parejas asemejas que comenzaban, dejamos abierta la boca para que esas mariposas se escaparan. Y así fue como se acabó el principio.









Siendo el fin de nuestro principio, el principio de nuestro fin.

viernes, 14 de marzo de 2014

Salto.

“Las ganas ya no son lo que eran” pensó mientras engullía la liquidez del yogur frente a la primera serie que encontró en la televisión. Estaba decidido a no salir, incluso después de la expectativa presentada y de aquel mensaje que le empujó hacia los exteriores de un sueño que aún no había empezado a desarrollarse.
¿Qué ganaba? Mas que la seguridad de que acabaría con cervezas de más, con el anhelo anclado en la mirada de más de una dama, y quizás con algún piropo metido entre los labios de alguna descarada.
¿Qué perdía? A sabiendas de que pudiera ser que nada funcionara.


Y aunque su honra guardara, ni si quiera se podía dar por sentado, como por sentado dio lo que se le presentó de manera más clara.




La dignidad estaba sobrevalorada.

jueves, 13 de marzo de 2014

La Cajita.

Su codo empujaba la barra de aquel tugurio hacia abajo, como si sintiera que la gravedad no fuera suficiente, acto seguido miró el cabello a media espalda de la camarera y pensó, "oh dios, que todas las historias estén todavía por comenzar", juntó los antebrazos en el vértice forrado de madera, y miró su whysky con hielo. "Tengo que dejar de beber whysky... y además tengo que aprender a escribirlo de una puñetera vez, me da la impresión de que tiene demasiadas "y" griegas". Dejó que la ternura de sus cuarenta y cinco grados penetrara por su lengua y se hiciera paso a través de su garganta para llegar a su torpe gratificación y su sonrisa de suficiencia, y aun así sonreía.

Por fin llegó ella, morena, melena a media espalda, sonrisa despeinada al viento, y viento en la mirada. 

-¿Una cerveza, como siempre? -Preguntó él con la torpeza que le correspondía.
-No, ya no bebo -Respondió ella con la autoridad que se auto imponía.
-Claro -dijo él al paso que terminaba su whysky y encargaba una cerveza a la mujer de la pícara sonrisa de detrás de la barra y de más de media noche, Cenicienta la llamaba, jamás la alcanzó a ver pasadas las doce.

-¿Qué quieres? -La monotonía de su voz anunciaba lo que él se negaba a aceptar... estaba hasta el coño de él.

-Lo preguntas como si mis intenciones fueran confabulaciones de premisas para tener un discurrir a través de tus palabras.

-Y tu me respondes como si no quisieras responder, casi se podría pensar que me estás dando la razón.

-Bueno, he escuchado alguna vez que la razón no es tanto de quien la tiene que de quien la compra. -dijo él dejando que se entrecerrara un ojo a medida que abría su media sonrisa, era su particular forma de divertirse dando paso a un corto silencio.

-¿Te refieres al periódico verdad? -respondió ella sin poder evitar enseñar la primera fila de la hilera que enseñaba su boca, agarró su vaso de cerveza para tomar un trago.

Luego prosiguió.

-Hemos acabado lo mejor que podíamos acabar, no lo estropees.

Él dio otro trago a la cerveza que ella le quitó de las manos y volvió a mirar el culo de Cenicienta.

-No hay forma de acabar bien, quizás porque lo bueno no acaba, o quizás porque lo bueno está continuamente empezando, o quizás porque lo único que nunca se acaba es lo que muere, y ni tu ni yo estamos muertos -dio otro trago a la amargura de una cerveza que resaltaba una dulzura que le hacía recordar que no estaba hablando para sí, sino que ella estaba delante.

-Cariño, estoy...

-Lo se, y me alegro de que seas feliz; ¿Jugamos a las promesas?

-Tu eres tonto.

-Venga, tú me prometes que él te hace feliz y yo te prometo buscar la inspiración entre otras miradas. ¿Qué te parece?



-Me parece justo.

Y tras un breve silencio y un pequeño intercambio de miradas volvió a hablar.

-Sigues guardando ases en la manga ¿no es cierto?

Y respondiendo a una pregunta que no le habían hecho escupió entre risas, a medida que se iba escapando de aquel tugurio.









-Te quiero poeta.

sábado, 1 de marzo de 2014

El Perdedor.

Y dejé de escribir, dejando escrito en la piel de las palabras que quizás ya no me acompañaban, una pena, tanto que viajaron junto a mi compañía, tanto que me acompañaron entre versos de las piedras, entre ilusiones impuestas por las buenas propuestas del altruismo.

Pero ya dejé de escribir, ya no siento ese tiento que rompe el miedo de una mentira que pasa a ser verdad, ya no veo la ficción agarrada al corazón de una imaginación que se empeña en volar, ya no hay un anexo al sexo y a su preludio, ni si quiera un tenue estudio del paisaje que se acaba de rozar, ya no existe un roce a otro nivel de lo que se conoce ni un artista en la pista de baile, ni una conversación temblorosa entre risas de cobardes, ya no hay quebraderos de cabeza, pero hay cerveza.

Y mujer, tenga usted la certeza de que...



 Todo lo perdido lo volveré a tener bajo mi arcón.

Porque a pesar de que todo lo perdí.

Sigo siendo un ganador

viernes, 21 de febrero de 2014

¿Eso es lo que quiere?

Dijiste algo en contestación a lo que yo te sugerí, y sin embargo tus palabras sonaron distantes de la intencionalidad que planeaba, a una distancia que distaba en demasía de acercarse hacia cualquier acercamiento y rehusaste, como yo rehusé de alabar el brillo celeste de tus ojos entre cuatro guiños desde el mirador, porque ¿Quién no haría eso?

Porque ¿De verdad querría besarte si tu quisieras besar al que alaba tus ojos para conseguir tu beso?

No te quiero si tu quieres, y si no quieres quizás sea por que quieres eso, lo mismo que te hace ser lo que eres, lo mismo que se le podría decir a todas las mujeres.


No deberías querer que te diera eso si es lo único que quieres.




Y yo jamás te querré si para quererte hace falta eso.


Porque quizás sea todo esto lo que me mantiene.







Y en definitiva, tan solo puedo quererla si usted misma ya se quiere.

lunes, 17 de febrero de 2014

Un coche.

Lo nuestro no era amor, aunque lo pareciera.

Lo nuestro no era amor, aunque más lo parezca conforme más nos alejamos, no había cariño tras unas caricias que viajaban cuesta abajo por tu bajo vientre, no se encarnaba más deseo que el carnal deseo de arañarnos la carne.

No había más posturas de abrazos que las que nos juntaban por las vergüenzas, y no hay más ciencia que esa, el complicado asunto de sentirnos lejanos y por necesidad, recordarlo como algo que menos efímero de lo que fue, más intenso de lo que se sintió, y más memorable de lo que nos avergonzaría reconocer.



Porque del sexo pasamos al exceso, por eso nos desnudábamos.


Porque lo nuestro no era amor, aunque ambos lo buscáramos.

sábado, 1 de febrero de 2014

¿Inteligente? hay otras palabras que comienzan por "I"

Ya no me perturba la hermosura, es cierto mujer, que encontré el camino perfecto entre la imperfección de otros besos, y subí entre el caminar de dos montañas, y monté a lomos del lobo fiero que prefiero ser antes que el hombre que ama a una mujer a cambio de mil torturas y un poquito de sexo.

Ya no me perturba la hermosura, y dura la abstinencia por convicción, por la elección de ser yo el que pone en evidencia a lo que la muchedumbre adora por considerarse cordura.

Y no hay mayor vergüenza que creer siempre estar en lo cierto, puesto que dejarás al descubierto tus cartas que hartas de estar en tus manos harán halago y gala de la verdad que jamás quisiste destapar.

La humildad no vale nada; dijiste. Es como imponer límites a unos ojos que se empeñan en volar para evitar la tierra que hierra de imbécil.

Pero amigo, no existe otro motivo para volar que el de tener las alas preparadas para la búsqueda de una ilusión. ¿De qué sirve volar caballero, si está más preocupado de escapar de la tierra que de encandilarse con el cielo?









Y es que el problema de creer ser tan listo es que al final acabas por ser mucho menos listo de lo que crees.

viernes, 24 de enero de 2014

miércoles, 15 de enero de 2014

Bosque.

En el momento en que comiences a ser esa persona que busco.
Yo dejaré de ser aquella que te embelese.




No esperaré por más que tu esperes mujer.






Porque el fracaso que espera tras la espera no es menos fracaso que el que nos envuelve.






https://www.youtube.com/watch?v=TKAnrej6mPA