Moví la rueda del ratón hacia abajo de nuevo, y miré las novedades que ofrecía la página de mi perfil de facebook, nada más que gatitos o noticias cuyo interés se esfumaba al pinchar en ellas. ¡Eh! ¡Espera! Rosa ha subido una foto nueva, ¡Andá! Parece que está en Noruega, me alegro por ella, joder, que paisajes más bonitos. Sigo bajando la rueda, esa foto ya la he visto, jum... Bonito escote, ¡Un momento! ¿Pedro salió ayer de fiesta? Que pandilla de cabrones, anda que avisan, podrían haberme presentado a esa, a ver como se llama... Eva, bonito nombre, podría haber echo un chiste de compresas. Clicko en mis fotos. Mira ahí salgo de puta madre con la cerveza en una mano y con la cintura de Desi en la otra, lo mismo debería llamarla, a ver si se conecta y le digo algo. Desciendo en la página girando la rueda del ratón. ¡Ahí va! ¡La fiesta de navidad! Joder, que guapo estoy de traje. Sigo bajando, me aburro, clicko en inicio, clicko en inicio, y otra vez, bajo la ruedecita. Un suspiro se cuela entre foto y foto, estiro mi espalda hacia atrás.
Estiro los brazos y en un despiste sin intención golpeo el ruter con mi mano derecha.
Lo miro.
Lo agarro y lo tiro por la ventana.
A tomar por culo.
Sonrío ante el menester de la dicotomía de la que me apropio.
Pues ¿Quién diría que alguien vive de manera auténtica si no se tiene noticias de él?
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