Dijiste algo en contestación a lo que yo te sugerí, y sin embargo tus palabras sonaron distantes de la intencionalidad que planeaba, a una distancia que distaba en demasía de acercarse hacia cualquier acercamiento y rehusaste, como yo rehusé de alabar el brillo celeste de tus ojos entre cuatro guiños desde el mirador, porque ¿Quién no haría eso?
Porque ¿De verdad querría besarte si tu quisieras besar al que alaba tus ojos para conseguir tu beso?
No te quiero si tu quieres, y si no quieres quizás sea por que quieres eso, lo mismo que te hace ser lo que eres, lo mismo que se le podría decir a todas las mujeres.
No deberías querer que te diera eso si es lo único que quieres.
Y yo jamás te querré si para quererte hace falta eso.
Porque quizás sea todo esto lo que me mantiene.
Y en definitiva, tan solo puedo quererla si usted misma ya se quiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario