Lo nuestro no era amor, aunque lo pareciera.
Lo nuestro no era amor, aunque más lo parezca conforme más nos alejamos, no había cariño tras unas caricias que viajaban cuesta abajo por tu bajo vientre, no se encarnaba más deseo que el carnal deseo de arañarnos la carne.
No había más posturas de abrazos que las que nos juntaban por las vergüenzas, y no hay más ciencia que esa, el complicado asunto de sentirnos lejanos y por necesidad, recordarlo como algo que menos efímero de lo que fue, más intenso de lo que se sintió, y más memorable de lo que nos avergonzaría reconocer.
Porque del sexo pasamos al exceso, por eso nos desnudábamos.
Porque lo nuestro no era amor, aunque ambos lo buscáramos.
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