¿Recuerdas el principio?
Yo me acercaba con una torpeza inocente que incitaba a tu piel a rozarme, te sonreía con matices que tan sólo tu me arrancabas, arrancaba la fuerza de tu mirada cuando paseaba alrededor del sendero que yo le planeaba. Instauramos mutuas semillas y ¡Crecieron mariposas en nuestros estómagos! ¡La leche! Nosotros que nos conformábamos con un buen puchero; pero seguimos, y en contra de la contracorriente bebimos más de una cerveza que nos acercaba, y arañamos nuestros cuerpos para soltarnos las risas a la cara.
Pero con el comienzo acabado arañamos nuestros anhelos, y por los cielos que en nuestras caras caían las mierdas más raras, despotricamos al lado de otras parejas asemejas que comenzaban, dejamos abierta la boca para que esas mariposas se escaparan. Y así fue como se acabó el principio.
Siendo el fin de nuestro principio, el principio de nuestro fin.
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