lunes, 1 de agosto de 2016

La máquina.

"Somos la maquinaria de una máquina que no funciona"

En cuanto terminé de escribir la frase en mi libreta intuí que no expresaba todo lo que quería decir, y no es que no fuera la expresión correcta, es que, quizás, no era todo lo exacta que podría ser, y sin embargo no sabía como expresarme mejor.

Corrí unas hojas hacia tras y releí "No sé si soy buen o mal escritor, pero sé que, en ocasiones, cuando tengo mucha suerte, escribo exactamente lo que quiero escribir"

Estaba claro que este no era el caso.

"Somos la maquinaria de una máquina que no funciona", Releí, reflexioné.

La vida es corta, demasiado corta, corta en exceso y con esto no hago referencia a la vitalidad que se ha de mantener por tener consciencia de este hecho, esto no es una apología del Carpe Diem. Digamos que nuestro egoísmo podría estar justificado, incluso aquel egoísmo más altruista.

"Somos la maquinaria de una máquina que no funciona" me repito.

La vida es corta, corta en exceso, tanto que la máquina de la que somos piezas fue creada antes que nosotros, siendo nuestra función la sustitución de otros que se fueron, y lo más terrorífico es que, por ser nosotros tan sólo piezas de una máquina que fue creada por decisión ajena, la única conclusión lógica es que la máquina se arregla por sí sola, sin nuestro permiso o decisión y toda pieza es sustituible a fin de que la máquina siga funcionando, y no importa que se esté de acuerdo o en desacuerdo con el funcionamiento de la máquina, ella prevé tu comportamiento y te dice:

"No me importa tu conclusión, no me importa tu pensamiento"

Y sigue trabajando, sabiéndose dueña de su destino, sabiendo que es creadora de unas piezas que garantizarán Siempre su funcionamiento.








No hay comentarios:

Publicar un comentario