Mi sociedad es una fábrica de gilipollas, de hijos del protocolo y del salvaguarde del prestigio, del latrocinio institucionalizado de ideas, de agenesia.
Hay un hombre que defiende a medias una idea que aprendió de alguien que debía de vender su interés.
La ausencia de lectura nos hace inconscientes, el odio hacia el protocolo nos hace valientes, el camino difícil nos hace fuertes, pero para serlo hay que elegirlo, pues aquellos de mirada dormida son hijos de la elección de la suerte.
"Nos vemos tras el sueño" dijo el hombre convertido en mártir,
"No"
"No"
"No"
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