miércoles, 21 de septiembre de 2016

El cuidado rompe la vida.

Se la comía, porque está claro que hay quien es objeto de alimento para nuestros ojos, era así, punto,

De modo que su sonrisa a medio abrir dejó entreabierta la respuesta a una pregunta que nadie pronunció, la caricia sería inminente, inminentemente deseada, provocada por unas palabras que abrían el cerebro, que sonreían y sabían ser un reto, y como ellos no sabían ser más que boceto salieron del papel, arañando la piel, mordiendo sus sonrisas y acallando a las prisas mediante el instinto.

Eran objetos que todos querían conservar, por eso entre sus dientes se leía: "Shhh, calma, te voy a arrancar ese puto precinto"

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