Se la comía, porque está claro que hay quien es objeto de alimento para nuestros ojos, era así, punto,
De modo que su sonrisa a medio abrir dejó entreabierta la respuesta a una pregunta que nadie pronunció, la caricia sería inminente, inminentemente deseada, provocada por unas palabras que abrían el cerebro, que sonreían y sabían ser un reto, y como ellos no sabían ser más que boceto salieron del papel, arañando la piel, mordiendo sus sonrisas y acallando a las prisas mediante el instinto.
Eran objetos que todos querían conservar, por eso entre sus dientes se leía: "Shhh, calma, te voy a arrancar ese puto precinto"
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