miércoles, 14 de septiembre de 2016

A bordo del Abismo.

Así que era eso, tan simple como escondido, eso, esa suerte de secreto a voces que se oculta con un egoísmo insultante, tan sencillo como una sonrisa abierta tras un susurro, tan simple como el vértigo, como esa sobrecogedora sensación de saber que puedes morir y que no pasaría nada, con la ausencia de complejidad de una cama junto a un balcón, tan sencillo como un corazón valiente de plomo, de ésos que cambian sus porqués y se pasan por los cojones cualquier cómo, porque somos el resultado de las opciones que elegimos, pero no esas elecciones, sino su resultado, lo que vemos más que lo que vimos, lo que hacemos más que lo que hicimos.

Somos sensación pura y valiente.

Somos lo que sentimos, por eso el verbo se conjuga así en pasado y en presente.

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