Recuerdo con la más profunda ternura la sonrisa de aquellos años, ¿Sabéis de qué hablo? ¡Sí hombre! ¡Sí mujer! El placer de caminar con la ternura sin simularla, de sonreír pícaro pero sin intención y de engarzar la picardía sin engaños, hablo de lo infante que era señoría, hablo de cuando ni si quiera hablaba y hablo de que ahora debería hablar y recordar hasta el último detalle de esa zona del recuerdo y si hay algo que merezca el podio de entre toda mi memoria, eso es el palo. "¿El palo?" Sí señoría, el palo. ¡Casi ni sabía andar y ya tenía un palo!
Era mi perfecto palo multiusos, lo usaba como intermediario entre la comida y mi boca, también para lavarme los restos sobrantes de alimento entre los dientes. ¡Y no dejaba de ser útil para un punzante picor en la espalda! También lo usé alguna vez para encajar mis ajustados zapatos, ¡O como broche de pantalón! ¡Lo usé como palo mayor de un barquito de madera! E incluso, y aunque me avergüence de sobremanera hacerlo público, en alguna ocasión me resultó útil para sacarme un moco.
Pero los días se hicieron meses y por evolución, los meses pasaron tal y como pasaron los otoños y uno y otro. Y a cada otoño recogía un palito más para mi particular colección, cada uno era distinto del anterior y no menos útil. Y siguieron pasando los otoños y más palos recogía, y más diferencias veía hasta que un otoño, recogí el último palo.
"Y si...
Y si..."
Aplané el primer palo y más fácil me resultó atrapar mi comida sin riesgo de pérdida, apuntillé el segundo palo y ¡Podía pinchar la carne mejor! El tercer palo le uní varias astillas pequeñitas en la punta y me limpié los dientes con él, pero me seguía saliendo sangre, ese invento debía mejorar... ¡Pero curvé un palo! ¡Y me sirvió como entrada a mi zapato! Otro lo lijé y sirvió sin trabas de agarre del pantalón a mi cintura. Para palo mayor de un barquito funcionaba a la perfección el palo al natural ¡Y resultó ser que para sacarse los mocos era mejor la mano!
¿Y si probamos a dejar de ser palos?
=)
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