Me largo, has de comprenderlo vida mía. Me debo a mi vocación, al singular arte de coser y cantar en la dedicación del sentir, del volar en cada gesto que pudiera significar un ápice del significado que trato de buscar. Lo siento vida mía pero me he de largar, siento que tengas que sentir mi pérdida y que tengas que ver mi espalda alejarse y perderse entre los extraños páramos que lindan el horizonte.
Realmente me entristece tu tristeza por saber de aquello de lo que te informo. Me voy en busca de una vocación renegando del amor en el camino.
Porque por mucho que te amara, pensé más en ella que en vos.
Y ahora que no estás, no consigo concentrarme, y la vocación se desvanece por pensar sólo en vos.
Así, vida mía, he de caer en la cuenta de que soy casi tan valiente para tomar una decisión.
Como cobarde para ser consecuente y feliz con lo decidido.
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