Era se una vez un niño, un niño de ojos oscuros, con esperanza y con claridad en cada uno de los matices de su mirada, con piezas de ilusiones ilusiones bordadas y con una pequeña preguntilla en la cara.
-Papá, ¿Te vienes a jugar conmigo?
-No puedo hijo mío -respondía el padre cruzando su mirada con la de su pequeño por encima de las malditas gafas que tanto repudiaban al crío-. Estoy trabajando.
"Tengo que trabajar" se repetía papá a la escucha de los pasos de Dani hacia el jardín de atrás, dejando que la frustración se abriera paso hacia los pequeños matices de su rostro, dejando que los cálculos de la empresa se bañaran con la pesadumbre de una pequeña culpabilidad.
-¡Eh papá! ¡Hoy tengo pelota! ¿Juegas conmigo?
-Hijo mío, hoy no puedo, estoy trabajando.
"Tengo que trabajar" se repetía de nuevo, alegando a su obligación, responsabilizándose de no eludir responsabilidad, guardándose su sonrisa y pagando con la sonrisa de los demás, pero ese no era el único día que debía pagar.
-¡Oye papi! ¡Hay un arbol con un cespecillo genial arriba de la colina! ¿Te vienes a corretear?
-No puedo cariño, estoy...
-Trabajando, lo se -Respondió el crío asomando media sonrisa.
"Tengo que trabajar" repitió de nuevo, sin dejar que ninguna innovación cambiara su manera de actuar, siguiendo el tecleo de las teclas que tecleaba antes de su llegada y brindando la misma atención nula a lo externo a la mesa.
Pero el crío ya llevaba cinco días sin preguntar y Papá ya no aguantaba más en aquel raído despacho. "Voy a buscar a Dani". Pero Dani no estaba en el salón, tampoco en la cocina, ni en el baño, no estaba en su cuarto como no estaba en el jardín y cuando sintió que algo le jalaba de la garganta para dejarlo sin respiración lo divisó tumbado bajo el árbol de la colina.
Era se una vez un Papá, un papá de ojos oscuros con cierta esperanza, con algo de claridad en algunos de los matices de su mirada, con ilusiones frustradas, pero ¡Oye! ¡Tenía una pequeña preguntilla en la cara!
-Eh Campeón ¿Te vienes conmigo?
-No puedo Papá-respondió el crío dejando que una gran sonrisa se abriera paso entre los pequeños matices de su rostro-. Estoy jugando.
"Tengo que soñar."
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