Era la última pieza que
quedaba por colocar en la armadura, tan sólo el íntimo pensamiento de
introducir los remos en las oquedades preparadas para ello, ya le producía a
Dérek el majara esa sensación de alivio postcoital que caracteriza a la
culminación de un extenso proyecto.
Aún estando en tierra
el navío, con la comprobación del movimiento circular que eran capaces de
reproducir las astas recién colocadas, Dérek se dio por satisfecho. Y con la
susodicha satisfacción decidió apoyarse en palo mayor de cara al mar, sólo por
disfrutar de la, por fin, ausencia de trabajo.
Estando Dérek sumido en
sus pensamientos, subióse mediante las amarras al barco Malaquías el
empresario.
-¿Ya lo has terminao o
qué?
-Ji.
-Que weno cojone, ¿Y
cuando nos vamo?
-Yo que se killo, no me
agobies.
-Bueno, bueno, tranqui,
cúchame, esto –dijo Malaquías examinando la madera del buque-, esto flotará
¿no? a ver si nos vamos a meter tos en el agua y nos vamos a ir al carajo.
Dérek se rió,
entusiastamente claro.
-No.
-¿Cómo que no?
-Po que no flota killo.
Malaquías, viendo cómo
las ganancias que tenía en mente ante tal invento se echó las manos a la cara.
-¿Cómo no va a flotar?
-Po mira, que si lo
metes en el agua se hunde.
-¿Pero esto no es un
barco?
-Ji.
-Y los barcos ¿no
flotan?
-Este no.
-Y ¿por qué?
-Es un barco original.
-¡Original mis cojones!
–gritó Malaquías agarrando a Dérek del cuello–, ¡Te llevo financiando el
proyectito de los cojones durante tres años! ¡Y ahora me dices que no flota!
¡Me cago en tus muertos!
Dérek se zafó de la presa
como pudo, justo en el momento en que Neri el consejero pisó la madera del
navío.
Cuando consiguió
separarlos y se calmó la furia de Malaquías Dérek habló.
-Bueno, ¿Qué te parece?
Neri miró a Dérek con
la ironía en la sonrisa.
-Depende.
-¿De qué?
-De si flota o no.
-Po no flota.
-Entonces tas quivocao
de época.
-Aro aro –intervino Malaquías
sabiendo el camino de sus intereses.
-¿Qué dices killo? –preguntó
Dérek.
-Po que tas quivocao de
época, ¿tú no ve que ahora hay que conocé mundo killo? ¿Qué llevamo lo meno
tresciento año aquí apalancao?
-Ojú killo… –suspiró
Dérek sintiéndose incomprendido.
Ante la imagen de Dérek
sentado, con la espalda contra el palo mayor Malaquías y Neri negaron con la
cabeza y se dirigieron a las amarras.
Antes de posar el
primer pie camino de su descenso Dérek habló.
-Po lo mismo ahora no
killo, pero dentro de tres mil años la gente preferirá que los barcos no se
muevan.
A Malaquías ya le dio por
reír, qué cojones, ya que no iba a ganar riqueza alguna, por lo menos echaba un
buen rato.
-¡Pero qué dices
majara!
-Y habrá habitaciones
donde la gente remará en barcos que no se mueven.
Neri se comenzó a
preocupar.
-Pero ¿pa qué?
-Y máquinas para correr
sin moverse del mismo sitio en el que están.
Derek se levantó y agarró
a Neri de la pechera.
-¡Y lo estático se
convertirá en la norma! ¡Y la utilidad será de todo lo inútil!
Neri se zafó y huyó
algo aterrorizado. Malaquías le siguió, escuchando los gritos dementes de Dérek
el majara.
-¡Habrá barcos que no
se muevan! ¡Y la gente se dedicará a remar sin desplazarse! ¡Al lado de gente
que correrá sin moverse! ¡La utilidad será de lo inútil! –Reía Dérek.