lunes, 30 de septiembre de 2013

Entre críticas y Palabras.

Bienvenidos, damas y caballeros, les otorgo el beneficio del juicio, no seré yo quien pare vuestro criterio, ¡Y no! No criticaré el acto inmundo, inmune e impulsivo de criticar. Jamás me dedicaría a ser yo quién frene los pies de quien da su opinión tanto con la diestra como con la siniestra.

-Harías bien en puntualizar correctamente, ¿No quedaría, por distinción, mejor nombrar la zurda en lugar de la siniestra?

-Sí, además ¿Cómo come el comienzo aludiendo antes a las faldas que a los pantalones? ¿No sería de mejor ver nombrar antes a los hombres?

-¡Y no solo eso! ¿Cuál es la razón de no sinonimar el juicio en sustitución por sentencia? Tal cambio otorgaría a la fonética el aire de esfuerzo y dominación requerido que creo que pretendes, autor.

-No olvidéis, mis queridos camaradas, el nombramiento del calificativo de inmunidad cuando hace referencia a las palabras de quién otorga opinión. ¡El autor no podría estar más equivocado! ¡No se fija en lo importante!






Lo mágico del equívoco es que sin duda y si se quiere, puede encontrarse entre casi todas las palabras.

Ya veo cuál es su necesidad.


Hay gente que necesita escribir, encontrar entre las palabras un ápice de brisa, una caricia del arte.

Hay gente que necesita juzgar, encontrar en cada palabra un fallo.



Sin mí, caballero, usted no tendría nada de que hablar.

Pero sin usted, caballero, Yo seguiría hablando.








Así que dígame, ¿Qué es lo que realmente importa?

viernes, 13 de septiembre de 2013

Te amo.

No cabría esperar otras palabras de mis labios, te quiero.

Definitivamente te quiero.

Te quiero vida mía, sin duda alguna te quiero, te quiero tan sólo porque la presencia en la lejanía de uno de tus besos me hace distanciarme de toda ilusión con la única obsesión de acercarme a la humedad de tu boca.

Te amo querida dama, porque tan sólo hace falta una de tus miradas mientras te dedicas a escurrirte entre el tumulto para tenerme en el vilo de si volverás a mirarme de aquella manera.

Te quiero porque entre la suave brisa que supone una de tus sonrisas destaca su consecuencia, y es que con cada una de ellas Olvido cada uno de mis problemas, en lugar de afrontarlos.

Con toda seguridad te amo, porque haces de mí a un extraño sin objetivo alguno, cambiándose todo anhelo por lo que se sitúe entre tus labios; un extraño Frágil, que sólo vive si tú tienes la amabilidad de obsequiarme con mi necesisad; Un extraño Cobarde que se esconde en la belleza de tus ojos tan sólo por falta de valor.


Vida mía, definitivamente te amo,









Te amo porque me haces peor persona mi cielo.