viernes, 2 de noviembre de 2012

El millonario.

Hoy me gustaría contarles algo que me pasó hace unos años, Paseaba por las calles de Madrid con mil euros en el bolsillo, algo bastante cotidiano en mi día a día, jamás tuve problemas de dinero y es algo de lo que me enorgullezco, hay quienes dirían abiertamente que esa afirmación es pretenciosa y estúpida, pero no escucho ese tipo de acusaciones, son demasiado vulgares para mis oídos. Soy millonario por la gracia del destino y de la familia que me precede y antecede.

Creo que fue a media altura del retiro cuando me encontré al tipo con la sonrisa más grande que jamás fui capaz de ver hasta ese día, andaba diciendo que tenía una idea, era un soñador y me hizo gracia su actitud, por ello, tuve la gallardía de acercarme a aquel hombre con la intención de comprarle su idea, a ver de qué servía.

¡Era genial! No pude aguantar la tentación de volver a la semana siguiente, seguía diciendo que tenía otra idea, ¡y se la compré!

Dios, no vi jamás mayor creatividad que la de aquel joven, que vida, que fuerza, ¡Qué intensidad!

Volví cada semana a comprar sus ideas y a él jamás se le acabaron.






Hoy estoy bajo el puente que cruza el manzanares bebiendo vino del barato.









Porque cuando se me gastó el dinero.



Ya no tuve más ideas.








Moraleja: el dinero está a merced de la originalidad y no al contrario, que no nos hagan perder la cabeza.

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