lunes, 24 de abril de 2017

La más honesta consecuencia de la conciencia del vacío.

Nadie, digo, nadie está a salvo de sí mismo, pues dentro de las dos opciones disponibles, ninguna beneficia nuestra honestidad. O bien somos fuerza destructiva conocedora del dolor, o bien somos consecuencia de ignorancia que nos llenará de vacío.

Tampoco es para ponernos dramáticos, quien conoce el dolor, quien es consciente del vacío que implica nuestra vana existencia, no por ello ha de nutrirse del continuo acto hiriente que es el mirar nuestro vacío. “Habrá que hacer leña del árbol caído”, alimentarnos del humor que se deriva del conocer lo inútil de nuestra existencia. Mientras el universo se expande, mientras la Andrómeda se aleja poco a poco de mi galaxia, mientras el sistema solar sigue los movimientos que la naturaleza les dictó, mientras el sol se apaga muy poco a poquito, mientras la luna se encara con la Tierra. Mientras tanto, yo hago un chiste guarro en la esquina de un bar de Granada, sabiendo que eso, es lo más honesto que un hombre podría hacer.

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