miércoles, 13 de septiembre de 2017

Corazón blando.

Hay gente que tiene el corazón blandito, suave y mullido, como una buena almohada y no importa el tipo de trabajo que desarrolle, el nivel de estudios que se tenga o la familia que lo haya criado. No importa el número de corazones que rompió ni cuán rota esté su figura, no importa como le azote la vida, ni la amargura de las noches más ácidas. No importan los golpes en las sienes de diez borrachos ni los enfrentamientos sin importancia, ni siquiera la culpabilidad que deviene de la dureza. Ni las promesas rotas, ni los sentimientos de reciente cambio.

Hay gente que tiene el corazón blandito y, a pesar de todo, lo siguen conservando.

viernes, 1 de septiembre de 2017

La seda es impredecible.

Mirando entre mis pies, con la cabeza incrustada en la mesa y con la cara arrugada, en la mueca más triste que puede tener la cara de un hombre, me desesperaba. No pensaba, me resquebrajé.

Y ahora, con la calma silente que da el tiempo, con los brazos tras mi nuca y los ojos clavados a martillazos en la atmósfera, me pregunto: ¿En qué momento se jodió todo?

Las ilusiones se convirtieron en delirios de grandeza, los sueños en una actitud inmadura y el amor en desventuras. Y ante esa horrible evidencia solo queda encogerse de hombros y seguir escribiendo, encogerse de hombros y seguir sintiendo, aunque seguir perdiendo sea lo que eso signifique.


Pero la suerte la cosen manos hechas de seda.

Y hacer lo que nos nace, es lo único que nos queda.