martes, 24 de mayo de 2022

Nadie está a salvo

Nadie está a salvo de su cuerpo, esa extensión que, cual cárcel, nos dota de libertad: la justa para hacer lo que nos vaya permitiendo. 

Nadie está anclado a un recuerdo, ese espacio vacío que se va desvaneciendo en el consumo de alcohol, de drogas, de gente.

Nadie es libre de decidir lo que va sintiendo, ese gerundio en el que uno se envuelve en la adolescencia y con supina torpeza juzga de inmaduro, exagerado, incoherente; como si ser insensible fuese un buen aliciente.

Y aquí estoy yo, preguntándome torpemente si mi cuerpo me permitirá algún momento de nostalgia. Si acaso ese hijo de puta asmático e incapaz me dará la oportunidad de recoger la gracia del exagerado que fui, la inmadurez que me hizo florecer, las incoherencias que me hicieron feliz.

Nadie está a salvo de su cuerpo.

Nadie está anclado a un recuerdo.

Nadie siente si defiende a quienes jalean a su alrededor "vente, no sabes lo que te estás perdiendo"