martes, 21 de mayo de 2019

Estamos inmersos en Rodas.


Coloso de Rodas, ¿Qué haces tan sólo? ¿Qué tienes bajo tus pies? ¿Qué haces vuelto del revés hacia quien proteges?
Coloso de Rodas, que no se puede tener todo y, si encaras a los herejes, das la espalda a quien más quieres, y tú eres lo que haces, aunque eso no sea lo que uno se merece.
Se mecen los barcos, hartos de tantos vaivenes y de tanta agua brava, y elijes las directrices de su sino, sabiendo que el destino de uno, no es lo que uno se esperaba.
Me pongo a tu merced, Coloso de Rodas, y no te envidio porque sé que un delirio basta para que quieras ponerte en mi piel y poder ver todo aquello a lo que tú das la espalda.
Que entren los navíos a ver lo que tú no puedes.
Que revienten, dolíos, a tu espalda, todo aquello que proteges.